29/3/12

ORGANIZACION DE TRABAJADORES

Mientras no cambiemos la conciencia de los trabajadores aparentemente vanguardistas no hay nada que hacer. El miedo de los trabajadores es real, es realidad. Y ese miedo es real porque es real que puedan ser despedidos y dejar a sus familias sin sustento, a sus hijos sin sustento. Así que hay que ir de bravuconadas y pensar cómo defender mejor los intereses de los trabajadores. En estos momentos los únicos que irán a una huelga general y prolongada sin miedo son los empleados públicos con plaza en propiedad. Y los valientes temerarios revolucionarios.

Quizás sea bueno aprender de las movilizaciones recientes del 15-M. Movilizaciones sin grandes gritos, sin grandes insultos. Movilizaciones donde se hable de los problemas reales. Movilizaciones donde se reflexione. Donde la gente se sienta unida, pero no para descargar impotencia, sino para generar conciencia. Solo con la creación de movimientos con organización política con dirección a amplia representación parlamentaria de izquierda se puede avanzar hacia una legislación más favorable a los trabajadores. Movimiento que sería bueno que adquiriese dimensión internacional. Hay que ir pensando en la organización internacional de los trabajadores.

1 comentario:

  1. Deberían ser la base de la defensa de los trabajadores, pero cobrando del estado, aunque les restasen hace poco unas migajas, su legitimidad es nula. De acuerdo en que en términos globales la sociedad está paralizada, es por eso que la lucha sindical es fundamental, y cuando los propios sindicatos se muestran tan blanditos, tan miedosos, es muy difícil que la gente salga a la calle por propia iniciativa. Los sindicatos no solo están para figurar, hacer cursillos y negociar eres cobrando por ello, su esencia, lo que en otros países los hace fuertes, es su independencia económica de los estados y su clara vocación de defender a los trabajadores. Ahora me piden que salga a la calle a manifestarme, y luego, dependiendo de si somos cuatro gatos o millones actuarán en consecuencia, pues va a ser que no. España lleva cuatro años acumulando razones más que suficientes para que los trabajadores, la verdadera fuerza motriz de la sociedad, no nos olvidemos, paralicemos el país, y ahí es en donde los sindicatos tendrían que jugar su papel. De palmeros a mí no me sirven para nada, más que para seguirles la corriente que nos lleva de cabeza al precipicio. Toxo y Méndez viven bien, cojonudamente, y no son los únicos sindicalistas que pueden presumir de ello. Es cierto que no se puede hacer una crítica porque sí, pero nos sobran los motivos para no solo criticarlos, si no darles la espalda.

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